(Fuente de la Imagen)
Marjorie Carbonó y Diego Niño,
en pleno ejercicio de las facultades que les confieren el título de novios y
Considerando:
1. Que los obstáculos, por acerbos que sean, restringen los embates si el camino lo ilumina las antorchas del amor
2. Que la pasión engendrada en las rutas del azar es vehemente y, por tanto, no detiene su paso ante los arenales del racionalismo
3. Que las promesas de los enamorados son tanto o más sagradas que las nubes que abrazan el cielo o la brisa que acaricia los pétalo de las rosas
Acuerdan:
Capítulo Primero
Deberes
Artículo Primero. Deberás amar a tu pareja como el verso ama la palabra. No existirá otro horizonte que el de su mirada ni otra ruta que su piel. Todos los pensamientos, por regla general, convergerán a sus pies y todas las estrellas susurrarán su nombre.
Parágrafo. Queda expresa y taxativamente prohibido que el amor baje los brazos y que la tristeza ocupe el lugar de sus manos.
Artículo segundo. No desearás a la mujer del prójimo ni a tu prójimo so pena de marchitar la confianza en la que abreva el amor. Nunca, bajo ninguna circunstancia, entregarás las caricias que la hacen vibrar como una cuerda de guitarra ni los besos que le derriten su voluntad. Queda prohibido, asimismo, que mires por la ventana con los brazos extendidos y con la pierna cruzada frente a otro hombre. Tus dedos sólo pueden surcar su piel morena y tus besos sólo pueden ablandar su lanoso pecho.
Artículo Tercero. Tus ojos sólo contemplarán la pradera de su mirada y tus sueños deberán estar habitados por su presencia. Deberás recibir las auroras con su nombre jugueteando en tus labios así como te está prohibido despedir el día sin que su recuerdo haya estimulado tu corazón.
Artículo Cuarto. No permitirás que el tiempo marchite el amor ni que la monotonía deponga la sonrisa que visita tu rostro cuando escuchas su voz. No admitirás que otras voces se aniden en tu corazón ni que otros versos destituyan sus poemas.
Parágrafo. Deben entenderse por poemas todos los escritos, sin importar que estén redactados en verso o en prosa, que aludan al amor o que conciten el pasado común.
Capítulo Segundo
Derechos
Artículo Quinto. Puedes abandonar los versos, despedir el silencio, sepultar los boleros y remover las huellas de tu pasado. Te está permitido, asimismo, destituir las gardenias que evocan fantasmas, tronchar los poemas de Carranza y expulsar la melancolía.
Parágrafo. Se entiende por huellas del pasado toda ranura del alma que esté infestada por el sarro de la evocación.
Artículo Sexto. Puedes dedicarle todas las canciones que escuchas, todos los poemas que encuentres a tu paso y escribirle a diario sin menoscabo de pasión. Se te permite, además, concebir canciones, poemas y narraciones de tu propia cosecha.
Parágrafo. Están restringidos, en caso que hagas uso de las prerrogativas del artículo anterior, los poemas de Carranza.
Artículo Séptimo. Se te permite amarla (o) hasta el cansancio, gritar su nombre hasta quedar ronco (a), extrañarla hasta el agotamiento y recorrer miles de kilómetros para verla (o). Puedes, incluso, hablar de ella (él) con todos tus amigos (as) y en todas las reuniones sin perjuicio de agotar el tema ni de mancillar el amor.
Artículo Octavo. Estás facultado para encender su cuerpo con susurros al oído, con el roce de las yemas de los dedos en sus hombros, con miradas lascivas, con faldas cortas y con versos ladinos. Estás autorizado (a), de esta forma, a estimular cada milímetro de su piel con la tibieza de tus manos y crispar su cuerpo con el concurso de labios y dedos.
Parágrafo. Las anteriores técnicas pueden usarse, sin menoscabo sicalíptico, con el concurso de medios electrónicos o digitales.
Artículo Noveno. El presente acuerdo deroga todos los compromisos y relaciones que le sean contrarias o incompatibles.
Comuníquese, publíquese y Cúmplase
Dado en Bogotá D. C., a los tres (3) días del mes de agosto del año dos mil nueve (2009)
(Original Firmado)
Marjorie Carbonó
(Original Firmado)
Diego Niño
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