Me gusta levantarme desayunar con chocolate tibio; luego bañarme con agua fría -y la música a todo volumen- y salir para que el sol me caliente lentamente. Este año, además de ese ritual, me senté a leer los comentarios que dejan en el blog para contestarlos. En las noches me encanta, asimismo, sentir el rumor de voces, escribir lo que ellas me dictan y publicarlas en el blog. Esta ha sido la rutina de los últimos diez meses. En los días en los que no puedo cumplirla siento como si estuviera incompleto, como si el sol no hubiera salido de su cajón o la brisa se hubiera quedado guardada en alguna gruta. Trabajar en el blog no es, por tanto, un sacrificio sino un galardón.
Pues bien, el 27 de noviembre Quime me distinguió, para mi asombro, con el Premio al Esfuerzo. Al verlo pensaba en qué podría entenderse por Esfuerzo. Supuse, inicialmente, que el volumen de post y la extensión de los mismos podrían señalar la dedicación que he puesto en este blog. Al reflexionar un instante tuve que aceptar que el caudal de palabras obedece más a la desocupación que al esfuerzo (no es por nada pero soy un verdadero Ocioso). Después pensé que la variedad de temas hablaría del trabajo del blog. Al releer aleatoriamente los escritos me di cuenta que, salvo variantes, casi todos los post tratan del amor. Al borde de la decepción entendí que el premio me era otorgado gracias a que no he abandonado un proyecto a pesar de los parciales, los ensayos y el trabajo. Al llegar a esta conclusión le sonreí a la pantalla y agradecí a Quime el premiar mi desocupación, mi felicidad y, sobre todas las cosas, mi persistencia a disfrutar del extravagante oficio de escribir pendejadas.
El premio tiene, sin embargo, una condición interesante: darlo, a su vez, a otros siete blogueros o a siete blogs (como se quiera ver) por su esfuerzo y dedicación. Estos son mis nominados:
Nina Rancel por la sinceridad de sus escritos (eso, aunque no lo crean, requiere un esfuerzo enorme) y por no abandonar el blog. A Raúl Harper por su capacidad creativa y la admirable energía que lo impulsa a escudriñar en los márgenes de la literatura y de la blogosfera. Manuela Palermo por el compromiso con el castillo y con sus habitantes además de la acertada amalgama de dibujos y escritos (es demasiado complejo ajustar una imagen a un escrito o viceversa). Al señor Pedro por el trabajo en la redacción, el acierto en la elección de los temas y por su sentido del humor. Aunque ya le dieron el premio a la dulce Capitana la nomino de nuevo por la franqueza en los escritos, la calidad de ellos y, ¿cómo negarlo?, por la lealtad a este blog. A Irissheep por el trabajo en la escritura y la acertada elección de los temas musicales con los que cierra cada escrito. Turin por el titánico trabajo de escribir diariamente durante más de tres años.
Quedan, por supuesto, por fuera personas que merecen el premio. A todos los que no nombre en este lugar les pido, de antemano, mis más sinceras disculpas. A Quime agradecerle de nuevo su nominación y a los lectores por impulsarme a continuar (sin su presencie este blog hubiera desaparecido a las dos semanas).